terça-feira, 4 de dezembro de 2012

Ellos comenzarón la guerra.



Ha comenzado una verdadera dictadura en México. En este momento
estamos viendo como con prestesa y brutal eficiencia los bloques
salvajes al servicio del poder destruyen una manifestacion,
la convierten en un acto vandálico y descerebrado. Los grandes
medios, especialmente la televisión ayudan a propagar la gran mentira,
encubren a los rompe-manifestaciones, muestran a los estudiantes
de teatro como ordas sanguinarias, mientras que los complices de la
policia, son ocultados y protejidos. Esta policia se muestra
como una enferma institución que en lugar de protejernos nos
traiciona, nos golpea y nos encierra, y sirve a los putrefactos
oligarcas que detentan sus míseros cheques de quincena.
Leo con una rabia infinita y justificada que mandan a Sergio Trejo
Cruz y a Judith Gomez Contreras al reclusorio. Que no tienen
pruebas de inocencia. Que ya se espera un juicio por el
vaguísimo y stanlinista crímen de "Ataque a la Patria", que no
otorga fianza y que es adecuadísimo para eliminar enemigos políticos.
Es significatívisimo que esos enemigos sean la juventud educada
en las mejores universidades del pais, mientras que los aliados
de la nefanda policia son muchachos extraidos de las peores
condiciones y situaciones, con el alma y el espiritu quebrado,
hechos para el mal.

Es una dictadura, los enemigos del poder somos nosotros, y ya
han comenzado a atacarnos. El mensaje es claro: se callan o
se van al tambo. Se callan o les rompemos los huesos. Se
callan o nadie va a saber más de ustedes, en al menos 30 años.

Esta pútrida sarta de vulgarcillos mandones no se va a tentar
el corazón, y están dispuestos a lo que sea con tal de seguir
teniendo el control del juego. Mis queridos, esto sólo va a
empeorar, a menos que decidamos jugar otro juego. Y ninguno de ellos
será invitado.

2 comentários:

  1. Dos grandes sectores conforman el escenario político mexicano actual, el gobernante y el gobernado. Ambos obligados a tomar desiciones sobre el proceder del país y sometidos a sufrir las consecuencias de las elecciones propias como las de la contraparte. En un mundo feliz, ambas partes cooperarían la una con la otra en la búsqueda del bien común, disfrutando de una simbiosis social pero sin obtener la mayor de las ganancias posibles. Sin embargo, la situación real no coincide con esta hipótesis. Las partes no gozan de las mismas condiciones, no evalúan las mismas variables y no sufren el mismo castigo.

    Las opciones de la parte gobernante son velar por sus propios intereses, comportándose como un ente puramente egoísta, o velar por los intereses del pueblo que representa. Sin embargo, la inversión en la primera opción es prácticamente nula mientras que la ganancia es altísima. En la segunda opción, la inversión es alta mientras que la ganancia no es tan jugosa.

    Por otro lado, la clase gobernada tiene en sus manos dos opciones. Una de ellas es permanecer en la inacción, es decir, no invertir recursos en exigir que la clase gobernante cumpla con su tarea, en cuyo caso no obtiene ganancia. La otra es exigir de la clase gobernante una administración transparente y una repartición de recursos más equitativa. Para ello precisa invertir muchos recursos y no hay certeza en conseguir la meta, la cual es la mejora en las condiciones de vida para los individuos.

    Bajo estas condiciones, el pueblo mexicano ha decidido jugar la estrategia de la inacción, permitiendo así que el castigo que recibe por ello se alargue y degenere en una crisis social que teminará por castigar a ambas partes. Su pobre organización y absurdo proceder únicamente pulen las paredes el pozo donde está encerrándose a sí mismo. Puesto que, desde la inacción, la inversión cada vez se hace mayor y los recursos menos, de modo que se autocondena a pagar el precio más alto.

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  2. A esto le llamo el dilema del esclavo mexicano...

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