terça-feira, 9 de agosto de 2022

¿Los científicos fuera de la política?

¿Deben los científicos poder dictar normas, leyes, y políticas?
¿Deben mantenerse en un papel de consultores?

Acabo de leer un artículo de Mathieu Slama (orginalmente para Le Figaro, pero en traducción inglesa en Telos) y los comentarios del traductor, Russell A. Berman. El texto se centra en las decisiones y actitudes del Consejo Científico que operó en Francia durante la Pandemia del Covid19, un órgano extinto recientemente.

Mathieu señala varios puntos interesantes del poder que se le confirió al Consejo y las actitudes autoritarias que tuvieron. Detalla varios puntos sobre la "tecnogobernanza" del estado francés actual y como observa los problemas con una actitud ingenieril práctica y pasa por encima de lo que él considera ética elemental para poder resolver los problemas. Tanto el traductor en sus comentarios como yo concordamos mucho en esas
críticas. Pero de ahí pasa a algo más fuerte. El texto tiene un tufillo no enteramente explicito a que los científicos
estamos incapacitados para actuar en la gobernanza pública.

El Consejo en Francia ciertamente actuó tanto como un órgano autoritario y como un sostén ideológico de medidas autoritarias, y si los reportes son fiables, al parecer muchos de sus miembros estaban activamente buscando ese papel. Mathieu afirma que si el Consejo se hubiera limitado a sus funciones, que él delimita como "proveer una interpretación científica de los datos sobre la  epidemia, entender su dinámica y los posibles escenarios, y entender como estaba funcionando la vacuna". El problema, para Mathieu, es que los científicos empezaron a recomendar políticas severas y que esas medidas no se pueden tomar en base a "puras consideraciones científicas". El párrafo en cuestión termina
con una pregunta retórica diciendo que "medidas así de graves que poseen problemas éticos inmedibles ¿pueden ser ordenadas por ... doctores?".

Aquí se revela algo muy fuerte. Mathieu parece imaginar a los científicos como aquellos seres desligados de todo lo emotivo social, que se encuentran en un laboratorio analizando datos en abstracto, viendo curvas de mortandad como meras funciones matemáticas y haciendo simulaciones sobre medidas de
distanciamiento social sin pensar en como afecta a la gente real. Y que además sueñan con ordenar a la sociedad bajo estándares "científicos" en una especie de dictadura sin empatía emocional, como la pelicula Equilibrium. Esta caricatura de los científicos es común. En México una encuesta hace unos años reveló que la gente dice tenerle miedo a los científicos "por su poder".

Preguntemonos que es lo que realmente estaba pasando y cual era la función del Consejo  y que tipo de cientificos emitieron sus opiniones subrayadas y ensalzadas por los medios franceses. La comparación con mi país, México, es muy reveladora, así que la usaré para argumentar que hay algo que Mathieu no esta viendo.

Para empezar, imaginemos una situación en donde los científicos
hubieran descubierto que una pandemia potencialmente mortal cómo esta se evitara justo de la forma opuesta: teniendo masivo contacto social, y sólo por divertirnos con el ejemplo, que además la cura fuera  participar en organizaciones antigubernamentales, y que la mejor manera de distribuir vacunas fuera un comercio local descentralizado.
¿Creen ustedes acaso que se les hubiera dado voz a los científicos que  expertos en el problema? 

Asimismo, Francia y otros paises Europeos tienen cultura de confiar en el estado, al menos bastante más que aquí. Las medidas que requería la pandemia resonaban convenientemente con estados más fuertes y reguladores, y los europeos
parecen bastante convencidos de sus instituciones "democráticas" como para que  aquellos que gozan de su poder se atrevan a experimentar que tan lejos lo pueden llevar.
La increíble reglamentación burocrática de esos paises es impresionante. Pero aun así hay focos que escapan. ¿Qué mejor oportunidad que ésta para ver que tan fácil sería convencer a la gente de disolver sus nexos sociales y usar su teléfono celular para auto fichar cada movimiento en la ciudad?
Y por supuesto que el espaldarazo de "La Ciencia" a esas medidas las legitimiza a ojos de la población,
en países que se han beneficiado mucho más de los progresos tecnológicos que otros. Hay que observar que los científicos, si bien de acuerdo en que las medidas de distanciamiento social y cubrebocas eran necesarias y simples de ejecutar, argumentaron continuamente también el costo emocional y económico de las medidas más severas,  y trataron de llegar a un consenso, cosa que no ocurrió: se le dio la voz a los más alineados con aumentar el poder del estado. Y nada de eso podría ser posible sin una cultura que admitiera hasta
cierto punto un estatismo fuerte. Aunque franceses son, por ejemplo, también los movimientos anarquistas radicales del Comité Invisible, que además han expresado actitudes
anticiencia que he comentado en este blog también.

Compárese que pasó en México: el gobierno sabía que no tenía manera de forzar medidas extremas, porque no hay una cultura de confiar en nada que venga de ahí,  incluso con multas y controles sanitarios simplemente no hay cooperación pública ni
recursos para lograrla. La gente usa teléfonos pirata o patito que no tienen  verdadero GPS integrado. ¿Cómo lograr el seguimiento de individuos contagiados? Lopez Gatel fue el vocero de la una política medianamente razonable: estos son los datos, vamos a seguir en la medida de lo posible estas acciones, y la gente tendrá que ser  responsable por si misma. Después de tres meses de acciones estrictas (cierre de bares, restaurantes, escuelas y gimnasios principalmente), se tuvo que aligerar. Nadie confia ciegamente en un grupo de científicos particular, esté apoyado por el gobierno o en contra de él. No es muy buena la imagen del Científico entre la población, creanme, pero la del político es peor aun. Aquí Mathieu me parece cándido: cree que los científicos no deben expresar su preferencia por reglamentaciones públicas, porque no son políticos profesionales.

Mathieu parece confundir Ciencia con Eficiencia Administrativa: para el la primera es, una vez que quiere entrar en la política, causa primaria de la segunda. Sin embargo
los científicos nos la pasamos quejándonos de que no se nos escucha para tomar decisiones públicas. Tal vez allá los escuchen cuando den espaldarazo a proyectos que implican derrame económico, acá más bien pasamos un buen rato
denunciando el extractivismo depredador y si acaso recibimos atención es la de los sicarios a sueldo y las amenazas.

No existe la Ciencia que se meta en política. Lo que existe son los científicos, y ellos son tan diversos en sus acciones políticas como cualquier otra grupo profesional. Un estado tecnócrata fuerte y neoliberal como el frances va a escoger un
consejo que exprese cosas alineadas con esas políticas. El último párrafo del artículo dice: "Uno no maneja una democracia como una compañia y uno no hace política
como uno hace ciencia". Eso me parece a mi una terrible confusión. ¿Acaso parece que la ciencia hace las cosas en nombre de la eficiencia y le saca al conflicto?
¿Son acaso los políticos europeos tan buenos para considerar puntos de vista contrarios y arbitrar entre ellos? Desde acá
no me lo parece, de hecho parecen ser bastante homogéneos y perseguir todos unas políticas similares. En cambio en
Ciencia realmente la norma no es el consenso, sino el desacuerdo, y por ello el avance es cada vez más lento y tortuoso.

No entiendo porque los científicos deberían de mantenerse en su papel de dar visiones sin sesgo para una acción u otra ( eso sería además, imposible).  Justo esto es considerarnos
deficientes éticos. Si acaso, los científicos europeos reaccionaron muy similar a la población europea: con pánico, y por ello recomendaron medidas más duras, que además fueron acatadas voluntariamente por un gran sector de la  población.
A la hora de hacer  política, un cientifico no es mas idiota que un economista, y, ciertamente tampoco es más inteligente o más ético, como nos demuestra aquí nuestra  doctora Álvarez-Buylla. Y ciertamente se nos debe escuchar de alguna forma
preferencial en nuestras áreas de experiencia, pero no ciegamente. De hecho, la única forma de hacerlo tanto científicamente correcta como éticamente correcta,
es con crítica. Lo peor que le puede pasar a un científico cuando termina una ponencia es que nadie haga preguntas o comentarios.